sábado, 24 de marzo de 2012

149. UNA GRAN REVELACIÓN.


El viernes pasado estuve en Madrid, en la presentación del libro de poesía visual Mes de María de J.M. Calleja, en el que el autor muestra con 25 poemas visuales su experiencia como alumno en un colegio religioso durante 6 años de su infancia.

Yolanda Pérez Herreras, que presentó al autor, decidió traer sus palabras ya grabadas de casa y así, mientras el público escuchaba su voz, ella pudo dedicarse a la labor de pintar de color del oro una bandeja llena de avellanas que después entregó para su degustación, una a una, a todos los asistentes.

Yo viví el acto como una suerte de rito iniciático. Algo así como una nueva primera comunión.

Yolanda entonces explicó lo que era la poesía visual que, dado su carácter experimental, puede ser cualquier cosa.

Esto último tuve que apuntarlo en mi libreta. Para poder digerirlo. Sin duda, una gran revelación.

(Foto: J. M. Calleja y Yolanda Pérez Herreras).

miércoles, 21 de marzo de 2012

148.DÍA MUNDIAL DE LA POESÍA.


Hace algunos meses hice este poema y lo presenté a un concurso de poesía visual.

Hace algunas semanas me llegó el fallo del jurado y mi poema no estaba entre los ganadores. Tampoco entre los finalistas. Ni siquiera estaba entre los numerosos trabajos preseleccionados.

Pero sigo creyendo en él. Y en su mensaje.Por eso hoy, día mundial de la poesía, me he propuesto hacer un experimento del que espero poder contar algo en los próximos días.

Mientras tanto, cuidemos la poesía, para que la poesía nos siga cuidando.

jueves, 15 de marzo de 2012

147. MICROSHOW.


Llego el primero al Teatro Central, subo las escaleras hasta la primera planta, y a las puertas de la sala B, una chica vestida de negro me pregunta nerviosa que si ya soy público.

Sé perfectamente a lo que se refiere, pero en vez de decirle que sí, que he llegado algo pronto, opto por jugar al equívoco y le contesto que no, que yo todavía soy privado.

Empieza el show y la poeta de las gafas rojas reivindica la desobediencia. Porque desobedecer es la única opción que nos queda para no ser cómplices de los que deciden por nosotros.

Yo me animo y, pese a la advertencia previa de la voz en off en la sala, saco la cámara y le hago esta foto. Está un poco movida, ya lo sé, pero es que a mí desobedecer me sigue poniendo un poco nervioso.

La poeta del vestido de lentejuelas hace pompas de jabón. A mí me parece que ese es el mismo vestido que se pone, en su casa de Madrid, cada vez que prepara unas lentejas.

La poeta de los zapatos rojos compra los besos por internet y los esparce por donde quiere. La mires por donde la mires, parece una mujer desmedida.

Como el resto de las modelos, sólo habla de su vida privada. Es entonces y solo entonces, cuando quiero entender la pregunta de la chica de negro. Sí, la del primer párrafo.

Entretanto, la poeta llamada AJO va recitando pequeños poemas enormes que, si andas desprevenido, se te pueden colar de la piel para dentro.